Quiero agradecer la meditación de ayer. Fue una experiencia muy intensa que viví con profunda emoción. El guijarro que nos ofreciste al final simboliza muy bien esta montaña con la que nos proyectamos y que nos ayudó a percibir de manera contundente la belleza del cuadro. Me atrevería a decir esta belleza que está por todas partes y que sólo nos queda atrevernos a percibirla.